En un entorno financiero cada vez más exigente, donde los reguladores suben el estándar, los clientes demandan más coherencia y los mercados valorizan el impacto, las entidades financieras enfrentan una pregunta ineludible: ¿su propuesta de valor está preparada para impactar en un mundo sostenible?

¿Qué significa construir una propuesta de valor sostenible?
Una propuesta de valor sostenible en la banca no se limita a incluir algunos productos verdes en el portafolio. Implica repensar el modelo de negocio desde su núcleo. Significa identificar cómo las soluciones financieras pueden resolver los retos sociales y ambientales del contexto en el que opera el banco, generando al mismo tiempo rentabilidad, diferenciación de mercado y resiliencia a largo plazo.
Este enfoque integra dimensiones como:
El diseño de productos financieros que canalicen recursos hacia sectores sostenibles y actividades elegibles bajo marcos nacionales o internacionales.
El acompañamiento técnico y no financiero a clientes en su transición hacia modelos de negocio más sostenibles.
La medición y divulgación del impacto generado por la cartera financiada.
La integración de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en la estrategia, el riesgo y la innovación financiera.
Oportunidades tangibles para la banca latinoamericana
Al centrar su propuesta de valor en la sostenibilidad, los bancos pueden
- Acceder a nuevas fuentes de fondeo: desde bonos temáticos hasta líneas preferenciales de banca multilateral, con condiciones más favorables.
- Ampliar su mercado: financiando segmentos emergentes como energías renovables, eficiencia energética, economía circular, agricultura sostenible o soluciones basadas en la naturaleza.
- Reducir riesgos crediticios y reputacionales: al integrar análisis ASG en la originación, evaluación y seguimiento de crédito.
- Fortalecer la fidelización de clientes: al ofrecer soluciones alineadas con sus necesidades de transición y sostenibilidad.
- Mejorar su posicionamiento competitivo y cumplir con expectativas regulatorias y de divulgación: como aquellqs promovidas por los estándares IFRS S1 y S2, los Principios de Banca Responsable (PRB) o las taxonomías verdes.
Casos reales en la región
En América Latina ya existen entidades financieras que han transformado profundamente su modelo de negocio en torno a una propuesta de valor sostenible. Algunos ejemplos incluyen:
La creación de líneas de financiamiento dirigidas a mujeres emprendedoras con impacto social.
La estructuración de productos financieros integrados con asistencia técnica para la conversión de fincas agropecuarias hacia prácticas climáticamente inteligentes.
El despliegue de plataformas digitales que combinan scoring tradicional con criterios sociales y ambientales, ampliando el acceso al crédito responsable.
En todos estos casos, la sostenibilidad dejó de ser una línea paralela o una obligación reputacional. Se convirtió en el motor del crecimiento, la diferenciación y la innovación.
¿Cómo iniciar este camino?
Construir una propuesta de valor sostenible es un proceso que requiere visión, enfoque estratégico y acompañamiento técnico. Comienza con una pregunta clave:
¿Cómo puede mi banco, desde su esencia, contribuir a resolver los grandes retos del desarrollo sostenible, mientras crea valor para sus accionistas y para la sociedad?
Más que un producto: un modelo mental renovado
Una propuesta de valor sostenible no es simplemente ofrecer líneas de crédito verde o financiar paneles solares. Es mucho más profundo. Es repensar quiénes son nuestros clientes más estratégicos en la transición, qué necesidades aún no atendidas existen en sectores clave, y cómo movilizar soluciones financieras que impulsen una economía baja en carbono, más resiliente, justa y regenerativa.
Ello implica cuestionar viejas prácticas: ¿seguimos evaluando riesgo de la misma manera? ¿Usamos criterios que invisibilizan oportunidades en mujeres emprendedoras, comunidades rurales, Pymes innovadoras o sectores circulares? ¿Estamos midiendo el impacto más allá del retorno financiero?
Cuando la estrategia y la sostenibilidad se encuentran
Algunos bancos en América Latina ya han comenzado esta transformación. No como una moda, sino como una estrategia para crecer con resiliencia, diferenciación y visión de largo plazo. Lo han hecho adaptando sus modelos de negocio para:
- Alinear sus productos con las metas climáticas de sus países
- Desarrollar soluciones específicas para sectores clave como agricultura sostenible, movilidad eléctrica o infraestructura resiliente
- Construir métricas de impacto y sistemas de etiquetado que permiten movilizar capital temático y rendir cuentas a inversores exigentes
Y en el camino, han encontrado algo revelador: ser sostenibles también es rentable. El apetito por financiamiento temático sigue creciendo. Los clientes valoran las entidades que entienden sus retos ambientales y sociales. Y los reguladores reconocen el papel central del sector financiero en lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
¿Qué habilita este cambio?
Una propuesta de valor sostenible no se decreta. Se construye y requiere de varios habilitadores:
- Gobernanza estratégica: con liderazgo desde los más altos niveles de la dirección y una alineación clara entre sostenibilidad y negocio.
- Capacidades técnicas y comerciales: que permitan diseñar productos innovadores, entender nuevas métricas de riesgo e impacto, y llevar estos temas al cliente con lenguaje claro y valor agregado.
- Datos, tecnología y seguimiento: para identificar, etiquetar, monitorear y reportar lo que se financia. Lo que no se mide, no se gestiona.
- Escucha activa y colaboración: con clientes, con pares, con actores del ecosistema, para construir soluciones viables y escalables.
Mirar hacia adelante
En la región, aún estamos lejos de haber agotado el potencial de las finanzas sostenibles. Quienes den el paso de integrar la sostenibilidad en su propuesta de valor, y no solo en sus reportes, tendrán una ventaja estratégica en el nuevo ciclo económico que se está configurando.
Porque en última instancia, la banca no solo puede ser un actor de cambio: puede ser el catalizador principal de la transformación sostenible.
En DDBA, acompañamos a bancos y entidades financieras de América Latina en este camino. Desde el diseño de estrategias y marcos de financiamiento sostenible, hasta la implementación práctica de soluciones que alineen impacto y rentabilidad. Si tu institución está lista para dar el siguiente paso, conversemos.
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